miércoles, 1 de marzo de 2017

<<< Sí, conectarse a una WiFi es tan desesperante como parece, pero podría arreglarse. >>>

Un estudio con cinco millones de usuarios explica la razón por la que la conexión a una red inalámbrica es tan lenta.


Todos tenemos la experiencia de ver como nuestro móvil se queda medio alelado intentando conectarse a una WiFi, y un reciente estudio confirma que esto no es una impresión nuestra. El estudio, llevado a cabo por un grupo de investigadores chinos dirigidos por el investigador de la Universidad de Tsinghua Changhua Pei, ha utilizado datos recogidos de los dispositivos de más de cinco millones de usuarios de la aplicación WiFi Manager, disponible tanto para Android como para iOS, que han participado voluntariamente en el estudio y cubre unos 400 millones de sesiones WiFi y siete millones de puntos de acceso.
Lo que han descubierto Pei y sus colegas es que en hasta un 45% de los intentos de conexión a una WiFi fallan, y que de los que terminan con éxito, un 15% tardan más de cinco segundos en completarse y que un 5% tardan más de 10 segundos. Conectarse a una WiFi, en fin, no es tan transparente como debería ser.
El estudio es el primero, según los autores que se ha centrado en analizar las fases de la conexión, y ha sacado a la luz, además, que la mayor parte de estas conexiones que llevan más tiempo del debido o fallan lo hacen en la fase de escaneo de la conexión.
En esta fase, una vez que el usuario ha escogido una WiFi a la que conectarse, el dispositivo actualiza la lista de las redes WiFi de acceso que tiene a su alrededor. Pero si durante esta actualización no recibe respuesta de alguno de los puntos de acceso a los que les ha preguntado por sus características -y la respuesta se puede perder por múltiples motivos- el proceso de conexión vuelve a empezar desde cero hasta que la lista sea, por fin, actualizada, o hasta que el dispositivo abandone el intento de conexión.
A partir de los datos recogidos, los autores del estudio proponen cambiar la forma en la que los dispositivos construyen las listas de WiFis que ofrecen al usuario para, en lugar de hacerlo según la potencia de su señal, hacerlo teniendo en cuenta cosas como el modelo del dispositivo móvil, el del punto de acceso, el número de dispositivos conectados a este, y la hora del día a la que se está intentando la conexión.

Hasta un 45% de los intentos de conexión a una WiFi fallan.
Jugar con estos datos les permite hacer una selección de redes WiFi con mejores probabilidades de que la conexión se realice rápido y con éxito, descartando aquellas que probablemente vayan a dar un error. Los investigadores hablan de una reducción a casi la décima parte de los fallos de conexión y de un establecimiento de la conexión diez veces más rápida en un 80% de los intentos de conexión.
Sin embargo, mientras los fabricantes sigan utilizando el método tradicional de "cuanto más fuerte, mejor", tendremos que seguir desesperándonos a la hora de conectarnos a redes WiFi públicas.

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